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6 de abril de 2011

Rescate en la Sima K-28 en Sierra Calderona


El joven, que no sufrió heridas, estuvo encajado 18 horas en la Sima K-28, situada en el macizo de la Sierra Calderona. Servicios de emergencia de l´Eliana y Moncada participan en el rescate del espeleólogo valenciano.
Foto Prácticas de Espeleosocorro en Cueva Coventosa. © Pedro Merino












Una veintena de bomberos participaron en la noche del 3 de Abril en uno de los rescates más laboriosos a los que se han tenido que enfrentar. Un joven de 25 años quedó atrapado sobre las dos del mediodía en una gatera en el interior de una cueva ubicada en plena Sierra Calderona, en el municipio de Serra, donde había acudido con unos amigos a practicar espeleología.
Dani se asomó por una gatera muy estrecha, donde quedó atrapado, cabeza abajo, sin poder salir, por mucho empeño que pusieron sus amigos en sacarle. Lo intentaron desde las dos y media de la tarde hasta las diez de la noche.
Fue entonces cuando sus compañeros tuvieron que llamar a los servicios de emergencia, que se desplazaron al lugar.
Los bomberos de los parques de Moncada, Meliana, Sagunto, Pobla de Farnals y Catarroja han estado trabajando hasta las 6.30 horas de esta mañana porque se han visto obligados a ensanchar la cavidad donde había quedado encajado con un martillo percutor, y en unas condiciones complicadas, a unos 100 metros de la entrada de la cueva, localizada junto a la CV-310.

Espeleólogos consultados por Levante-EMV afirmaron que en este tipo de rescates suele ser necesario el uso de martillos neumáticos, taladros e incluso microexplosivos, aunque fuentes de los servicios de emergencia desplazados al lugar de los hechos aseguraron que al cierre de esta edición no se habían utilizado este tipo de materiales que permiten romper la roca minimizando el riesgo sobre el atrapado.
La falta de material fue uno de los primeros problemas que debieron solucionar los equipos de rescate, ya que desde el primer momento fue imprescindible agrandar la cavidad para poder sacar al espeleologo, que según  el oficial, Manuel Alonso, que estuvo al mando desde el exterior del operativo “la verdad es que se portó genial”.
Con un martillo percutor se fue perforando la roca, con mucho cuidado, porque Dani estaba abajo, y las piedras le hubieran caído o hubieran taponado el agujero. Así que centímetro a centímetro, turnándose cada cinco o diez minutos, fueron abriendo la cavidad, con mucha paciencia.
Pese a las horas que ha pasado el joven en la cueva no ha resultado herido ni ha necesitado de asistencia médica. Según fuentes de Bomberos, el rescatado estaba agotado por el esfuerzo de intentar salir y muy cansado y entumecido al permanecer 18 horas en la misma posición.
Mientras, Dani cabeceaba, entumecidas las piernas, semiinclinado, e intentaba mantenerse tranquilo. «Temiamos que se desmayara, ya que había poco espacio y estaba muy agotado. Le pusimos una mascarilla para que no se tragara el polvo que causaba el martillo», relató sobre el terreno Luis Miguel, miembro de los quipos de rescate, que también tuvo que ejercer de psicólogo para que Dani no perdiera la calma.
Ya rayando el alba pudieron sacar a Dani. Fue un trabajo de precisión.
El espeleólogo rescatado no necesitó asistencia médica, demostró que estaba en plena forma, según los rescatadores, porque se comió un bocadillo de jamón a la catalana nada más salir de la cueva.

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